
Las cuencas del Magdalena, corazón hídrico de Colombia
El río Magdalena no solo es una columna vertebral geográfica de Colombia; es también la arteria vital de su historia, cultura, biodiversidad y economía. Su sistema de cuencas, que abarca más del 24 % del territorio nacional, conecta regiones tan diversas como la Sierra Nevada de Santa Marta y la Ciénaga Grande, formando un mosaico de ecosistemas y comunidades que dependen críticamente de su agua. Desde épocas precolombinas hasta la actualidad, ha sido fuente de vida, rutas comerciales y ejes de asentamientos humanos.
Sin embargo, los desafíos actuales son tan grandes como su historia. Erosión, contaminación, pérdida de servicios ecosistémicos y presión extractiva están transformando peligrosamente este sistema. Es aquí donde emergen propuestas innovadoras como la Plataforma de Custodia del Agua, una iniciativa que representa una nueva forma de entender, proteger y vivir las cuencas: desde lo comunitario, lo ecológico y lo participativo.
Una visión integral: ¿Qué es la Plataforma de Custodia del Agua y cómo nace?
La Plataforma de Custodia del Agua (PCA) es un modelo de gobernanza ambiental promovido por WWF, basado en la acción colectiva, la articulación territorial y la participación plural. Nace en la región que conecta la Sierra Nevada y la Ciénaga Grande de Santa Marta, uno de los corredores socioecológicos más diversos y vulnerables del país.
La propuesta responde a una necesidad apremiante: lograr la seguridad hídrica en cuencas donde confluyen sectores productivos como el café, banano y palma de aceite, comunidades indígenas, campesinas, actores institucionales y múltiples ecosistemas estratégicos. Todo ello en un contexto afectado por el cambio climático, la contaminación y la presión económica.
¿Qué hace diferente a la Plataforma? Su enfoque en soluciones basadas en la naturaleza: conservación, restauración, gestión de residuos sólidos, mitigación de riesgos hídricos y mejora del uso del agua. Pero también su dimensión humana: la PCA se despliega trabajando directamente con las comunidades, generando diagnósticos participativos, fortaleciendo capacidades y creando herramientas para la toma de decisiones informadas.
De la Sierra al Caribe: Territorio, biodiversidad y actores clave en las cuencas
El sistema de cuencas del Magdalena no es homogéneo. Atraviesa 11 departamentos, más de 1500 km y múltiples pisos térmicos. La biodiversidad es impresionante: desde especies acuáticas como el bocachico, la mojarra y el bagre, hasta aves emblemáticas y mamíferos únicos como la danta o el jaguar. Las orquídeas, helechos y palmas ribereñas completan un paisaje de riqueza ecológica incalculable.
En este territorio convergen también una pluralidad de culturas. Los pueblos indígenas de la Sierra Nevada, con su sabiduría ancestral del agua, comparten espacio con productores de café y banano, agricultores familiares, comunidades afrodescendientes y habitantes urbanos. Esta diversidad es fuerza, pero también reto. Requiere diálogo, reconocimiento y articulación.
Las cuencas del Magdalena son un sistema vivo. No solo fluyen aguas: fluyen historias, lenguajes, necesidades, tensiones y soluciones. Por eso, abordarlas desde una plataforma como la PCA, que entienda la complejidad social, cultural y ecológica del territorio, es una apuesta transformadora.
Reto compartido: problemáticas actuales en las cuencas del Magdalena
Los diagnósticos del POMCA del río Magdalena y de iniciativas como WWF evidencian que la cuenca está en riesgo. Entre los principales desafíos se encuentran:
- Pérdida de ecosistemas estratégicos que afectan la regulación hídrica y aumentan la exposición a sequías e inundaciones.
- Contaminación del agua por residuos sólidos, aguas residuales y agroquímicos que terminan en los ríos por escorrentía.
- Degradación del suelo y pérdida de cobertura vegetal, que generan erosión y sedimentación, afectando la navegabilidad y calidad del agua.
- Presión extractiva y expansión urbana que ponen en jaque la sostenibilidad del territorio.
- Inequidad en el acceso al agua y ausencia de mecanismos comunitarios robustos para la gestión del recurso.
Además, la debilidad en la articulación institucional, la falta de información técnica accesible y la escasa participación real de las comunidades en las decisiones son problemas estructurales que han perpetuado el deterioro.
Soluciones desde el territorio: Restauración, gestión y acción colectiva
Frente a este panorama, la Plataforma de Custodia del Agua no se queda en el diagnóstico. Propone e implementa acciones concretas, agrupadas en tres proyectos complementarios:
- Mitigación de huellas de sectores productivos: Apoyo técnico para reducir las huellas hídricas y de carbono en cultivos de café, banano y palma, promoviendo buenas prácticas agrícolas y uso racional del agua.
- Gestión comunitaria de residuos sólidos: Trabajo con comunidades rurales para mejorar el manejo de residuos mediante capacitación, organización local y tecnologías adaptadas. Esto no solo reduce la contaminación sino que mejora la calidad ambiental y la salud pública.
- Restauración ecológica de áreas clave: Identificación y recuperación de zonas estratégicas para la regulación del agua, la conectividad biológica y la conservación de especies. Incluye viveros comunitarios, cercados, reforestación y monitoreo.
Estas acciones se desarrollan de manera presencial, mano a mano con los actores locales, reconociendo el conocimiento territorial y creando vínculos duraderos.
La fuerza del componente comunitario: indígenas, campesinos y productores como protagonistas
Uno de los pilares de la PCA es el componente comunitario participativo, sin el cual ninguna acción tendría sentido. Aquí, la gobernanza del agua se construye desde abajo hacia arriba.
Los pueblos indígenas de la Sierra aportan visión cosmológica, valores de reciprocidad con la naturaleza y prácticas de conservación. Los campesinos y pequeños productores enfrentan los mayores retos de acceso y calidad del agua, pero también lideran procesos de cuidado del territorio. Los productores de banano y café, claves para la economía local, están cada vez más comprometidos con prácticas sostenibles.
Además, la figura de los monitores comunitarios de biodiversidad ha cobrado relevancia. Son personas formadas desde la misma comunidad para registrar, interpretar y comunicar información sobre flora, fauna y condiciones ecológicas. Su rol va más allá del técnico: son puentes entre ciencia y territorio, entre saberes y acción.
Democratizar la información: Monitoreo participativo y soporte a la toma de decisiones
Otro frente clave de la Plataforma es la democratización del conocimiento. Muchas veces, las decisiones sobre el agua se toman sin contar con información clara, actualizada o compartida.
Por eso, se han creado sistemas de monitoreo comunitario, en donde los mismos habitantes recolectan y analizan datos. Además, se desarrolló una plataforma digital de soporte a decisiones (DSS) con acceso abierto, herramientas de visualización y estudios técnicos como caudal ambiental y calidad del agua.
Esta estrategia no solo fortalece la transparencia, sino que permite que comunidades, autoridades y sectores productivos actúen sobre una base común, informada y coordinada.
Plataforma de Custodia del Agua: Impactos, aprendizajes y futuro
A lo largo de los años, la PCA ha demostrado que es posible una gestión hídrica que combine ecología, participación, equidad y ciencia. Los resultados hablan por sí mismos:
- Restauración de cientos de hectáreas en áreas estratégicas
- Reducción de residuos y prácticas insalubres en comunidades rurales
- Fortalecimiento de capacidades locales mediante formación continua
- Mayor articulación entre sectores que antes no dialogaban
Mira nuestro video completo del programa
Pero también hay desafíos. Sostener estos procesos en el tiempo requiere financiamiento, voluntad política y un compromiso real de las instituciones. A la vez, es necesario ampliar el alcance a más cuencas y replicar el modelo en otros territorios.
Conclusión: Seguridad hídrica y gobernanza en acción para un río vivo
Hablar de las cuencas del Magdalena es hablar del presente y futuro de Colombia. De su resiliencia frente al cambio climático, de su soberanía alimentaria, de su diversidad cultural y biológica. Pero también es hablar de una responsabilidad compartida.
La Plataforma de Custodia del Agua, impulsada por WWF, muestra que sí es posible un modelo donde las soluciones no vienen impuestas, sino construidas colectivamente. Donde los pueblos indígenas, los campesinos, los productores y las instituciones caminan juntos, restaurando, aprendiendo y protegiendo.
El río Magdalena puede seguir siendo la gran arteria de vida de Colombia. Pero para eso, necesitamos cuidar cada uno de sus afluentes, ecosistemas y comunidades. Con visión, voluntad y plataformas como esta, el agua puede seguir siendo un patrimonio que circula… de mano en mano.